El último acto reparador frente a la Fresh Gallery estuvo impregnado en
todo momento de un profundo espíritu de piedad y de oración
Previo al rezo del Santo Vía Crucis intervino uno de los
jóvenes de la organización, quien dijo «reparación implica restaurar las
cosas a su condición de normalidad y pureza, a cómo estaban antes de que algo
malo fuese hecho. Significa compensar el dolor que causó la injuria. Esto
ha sido precisamente lo que hemos hecho a lo largo de los Rosarios y Vía Crucis
que hemos venido rezando desde que, el Teatro Español primero y la Fresh
Gallery después, exhibieran fotografías gravemente ofensivas contra N.S.J.C.,
Su Santísima Madre y Su Santa Esposa, la Iglesia Católica». Prosiguió diciendo
«debemos suplicar a nuestros superiores que abandonen los temores humanos y
vivan imbuidos en un profundo espíritu católico para que, con Santo Domingo de
Guzmán, puedan gritar: “la vida podréis quitarme, pero no más”».
Continuó mencionando a los sacerdotes que desde un inicio
han estado con nosotros «[…]los Padres Juan María de Montagut, Eduardo Montes,
Arturo Vargas, Luis María Canale, Pedro Ruano, Carlos Mestre, Ignacio Palacios,
José Ramón Angulo y Pierre Mouroux. A ellos les debemos el mayor de nuestros
agradecimientos. Muy especialmente quiero dar las gracias al P. Juan María
de Montagut, quien desde un primer momento me dijo “nunca os faltará un
sacerdote”, compromiso que como hemos podido comprobar ha cumplido
fielmente».
Concluyó pidiendo oraciones por la conversión de quienes han
hecho posible esta exposición y advirtiendo que allá donde se ofenda a la Fe
Católica, ahí estaremos reparando.
A continuación, el P.
de Montagut intervino diciendo que «no es cobarde quien siente el temor
sino quien no es capaz de vencer ese temor. Hemos de sufrir a lo largo de toda
nuestra vida humillaciones por nuestro nombre de cristianos. Y es que el
encontrarnos aquí no es por una búsqueda gratuita –menos aun ridícula- de
humillaciones. Es para unirnos a la humillación pública que significaron
las afrentas, el sufrimiento, la acusación, la condena, la muerte en la Cruz de
Nuestro Señor Jesucristo, que no tenía ninguna base ni justificación humana».
«No hay nada más aberrante ni irracional –continuó- que escupir e insultar a
Aquél que ha creado el mundo, el Dios bueno creador del universo y el Buen
Dios creador en particular de los hombres, a quienes nos ha dado una razón para
conocerlo, reconocerlo, adorarlo, amarlo, y para acercarnos a recibir el perdón
de nuestros pecados por los sacramentos, y en particular estando muy cerca
del Sacrificio de la Cruz que ofrece la Santa Misa».
Finalizó diciendo «después de este acto de hoy no dejemos de
alimentar en nuestras almas el espíritu que ha de ser el de todo católico,
espíritu de reparación: quien ama quiere que se conserve, que se repare, que
vuelva a su esplendor aquello que ama, y aquí estamos hablando de la Gloria
de Dios y de la alabanza que se debe aquí en la Tierra a Dios Nuestro Señor».
Tras el rezo del Santo Vía Crucis y de las oraciones
habituales para la obtención de la indulgencia plenaria –a las cinco yagas de
Nuestro Señor y por el Papa- se cantó el Christus Vincit para gloriar a Dios
Nuestro Señor por haber permitido que la exposición blasfema fuera retirada
antes de lo previsto.
Puso fin al acto reparador el P. de Montagut, quien dio las gracias a «todos los jóvenes que
durante todas estas convocatorias –tan importantes- habéis venido victoriosos y
os habéis unido a este acto.
Felicidades porque demostráis que la Fe conduce a las obras y porque
demostráis que el Amor de Dios es algo muy por encima del sentimiento: no sólo
hay que amarle cuando nos consuela interiormente o cuando estamos cómodos, sino
que hay que demostrar ese amor sobre todo cuando hay que defender el honor
de su Nombre aun a costa de enfrentarse al mundo». Añadió «seguid así,
jóvenes, viviendo en todo como católicos, demostrándolo en vuestra vida
cotidiana y en este tipo de acciones»
«Vosotros habéis recibido de la Iglesia -que os ha dado el bautismo-, de
vuestros padres: ¡tenéis que conservar, tenéis que transmitir! Así es
como Cristo vendrá un día de nuevo a reinar en nuestra Patria»
Finalmente dio la bendición a los presentes, que concluyeron
con el canto de la Salve.
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